8/27/2006

31 de Julio. Welcome to paradise

Penryn es un pequeño pueblo de 6000 habitantes en el cual hay un chino con comida para llevar, un polígono industrial y un imbécil español buscando piso. Tenía agujetas del color que tú quieras en las pantorrillas de andar por el puñetero pueblo, cuya cercanía con la costa le hace ser un destino apetecible en verano, encareciendo el precio de alquileres, casas y cualquier cosa que se te venga a la cabeza, como, por ejemplo, una maceta lanzada desde un balcón. Está situando a ambas laderas de un valle, cuya parte final forma un puerto donde hay atracados barcos (¿o qué pensabas que iba a haber, una olla express?) Bueno, resumiendo, que esto es todo cuestas, y además no hay ninguna carretera que suba o baje en línea recta, sino que hacen zigzag para que la pendiente sea menor.
El resultado es que desde el Bed&Breakfast en el que me alojaba hasta la factoría (ía ía o) tenía que andar media hora subiendo y bajando cuestas. Eso sí, ahora tengo los gemelos de Roberto Carlos.
Después de cuatro días sin encontrar nada, no me quedaban más días reservados en el B&B, así que tenía sólo dos más para encontrar algo; una situación lamentable acompañada de niveles de estrés insospechados, puesto que la intemperie es mala compañera de cama (y más aquí que apenas llueve). No saber si vas a tener sitio donde pasar una noche es una situación realmente desagradable que no se la recomiendo a nadie, ni siquiera a ti.
El nerviosismo propio de empezar un trabajo se fue transformando, con el paso de los días, en la ridiculez propia del navegante arrepentido. La cantinela del “dónde me he metido” me causaba un atribulado desasosiego, con dramáticos tintes genocidas, que prefiero no comentar porque este párrafo cada vez se parece más a una canción de Manolo García.
En definitiva, si dicen que el nivel de desarrollo de un lugar se mide por el número de McDonalds, Penryn puede presumir de tener un take-away chino de categoría. Y si Birmingham me trae a la memoria el descorazonador olor de una fritanga masiva de Donuts, Penryn será recordado en mis pituitáricas leyendas como el pueblo que olía a Chop-Suey. Y por cierto, ya que te lo preguntas, estaba bueno.

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