9/04/2006

18 de Agosto. I don’t want a lover (I just need a friend)

El viernes me trajo una desilusión. El único bastión que sostenía las columnas de mi estancia en el medio de ninguna parte se empezaba a resquebrajar. No tuvieron idea mejor en el trabajo que soltarme delante de una millonada de líneas de un código, que sólo funciona bajo determinadas condiciones (las cuales, por supuesto, desconocía), y me dijeron: “Empápeselo y programe esto que le voy a comentar”. Me resultó familiar, casi un deja-vu diría yo (si supiera cómo se dice).
Aquel croché a la línea de flotación de mis verbeneras ilusiones me hizo decaer el ánimo, pero tengo, por eso no lloro, de plomo la calavera*, así que intenté pasar página desde que salí de la puerta de aquel infierno retribuido.
Me esperaba un fin de semana en el que una de mis compañeras de casa (adivina cuál) me propuso salir a tomar algo. Además me presentaría a unos amigos que a su vez conocían a un grupo de españoles que trabajan aquí. No sabía por qué, pero no me fiaba ni un pelo. Venga vale, sí sabía por qué (y vosotros también, que es muy fácil). Evidentemente, el número de personas que se reunieron a tomar una cerveza era dos. Cómo hombre precavido que soy, le avisé antes de salir de mi renqueante estado de salud, la excusa perfecta para poder poner pies en polvorosa llegado el caso. De esta forma, pude escapar serpenteante de nuevo.
El tiempo que estuvimos allí en el bar me contó que, a pesar de llevar casi dos años aquí, aún no tenía nadie a quien apellidar amigo. Me habló del carácter local, de lo distinto que era el mío… ¡Mira que si lo único que quiere es un amigo y yo aquí ejerciendo de siniestro pensador! ¡Seré cabrón!

*Romance de la Guardia Civil, Romancero gitano (F. García Lorca)

No hay comentarios: